La terapia de apego ha ganado voz en las últimas décadas y ha entrado de pleno en los contextos terapéuticos. Su éxito es debido a que, gracias ella, podemos comprender el desarrollo psicopatológico y a su vez, le damos el valor a la relación terapéutica, buscando vínculos más reales y seguros.
Esta teoría nos propone que, según hayan sido nuestros contextos afectivos en la primera infancia, estaremos más o menos preparados para las adversidades futuras. Es una teoría que contempla el desarrollo neuropsicológico, la necesidad de cuidado, las necesidades afectivas, la regulación emocional, el impacto del trauma y las bases de la psicopatología, es decir, contempla el desarrollo de la resiliencia.
Las terapias basadas en el apego intentan, a través de la relación terapeuta-paciente, buscan establecer espacios de apego seguro, donde el paciente descubre una nueva forma de estar, pensar y sentir el mundo, reparando las carencias vividas en sus primeras relaciones afectivas.
Esta mirada empodera las relaciones afectivas y ofrece la oportunidad a los pacientes de que exploren sus emociones, amplíen su tolerancia a ellas y flexibilicen sus respuestas ante el estrés, favoreciendo así su desarrollo emocional.
Si eres una entidad o si sois un grupo de personas interesadas en el tema se puede adaptar el temario a vuestras necesidades haciendo cursos personalizados.
Ya he podido compartir esta formación con diferentes entidades como Fundació Acció Social Infància (FASI), la Fundació Pere Tarrés, el Colegio profesional de psicólogos de Aragón o el Gobierno de Aragón.